martes, 11 de diciembre de 2012

Historia


Un regalo por siempre

En Argentina, hace algún tiempo… Esa fecha era una de las tantas que solía ser importante para Eduardo: el cumpleaños de Mia. Sin embargo, sería la primera vez que no lo celebrarían juntos. Eduardo había apenas viajado por motivo de trabajo a los Estados Unidos.

Todos los años solía sorprender a Mia con un ramo de rosas y por la noche invitarla a cenar. Pero éste día sería el primero que no estaría a su lado. Pero para Eduardo nada era imposible.

De pronto llamaron a la puerta, y para su sorpresa, Mia fue quien atendió al señor de las encomiendas, que traía para ella un hermoso ramo de rosas y una caja con un peluche y u sobre lleno de indicaciones, pero sin remitente. Tan pronto las recibió no dudó y llamó a Gastón. Él le había dado como respuesta que era imposible de que él le haya enviado y que estaba muy ocupado, cortándole la llamada. Ella quedó muy sorprendida tras el comportamiento de su novio y se puso a llorar.

Cuando sacó el inmenso oso de peluche de la caja, encontró entre sus brazos un sobre con varias indicaciones, ella lo leyó detenidamente y acató cuidadosamente las instrucciones, pues pensó que se trataba de una broma de mal gusto.  

El sobre decía que al llegar la noche tendría que ir a aquel parque, ubicado a unos pocos kilómetros de donde vivía, y que si quería saber de quién se trataba, por fin encontraría a la persona que había preparado ese hermoso detalle, pues la admiraba mucho.

Mia, muy confundida había compartido lo que le estaba pasando, con su mejor amiga Luana. Decidieron dar con el paradero de aquella persona y seguir las instrucciones de manera cuidadosa, sin que la persona secreta se diera cuenta. Mia tenía pensado, que se trataba de su padre, pues era una persona bastante detallista y que no lo veía hace mucho tiempo.

Cuando llegó la noche Mia se vio desanimada y no quiso ir a aquel parque, ni tampoco saber de quién se trataba, pues estaba triste aún porque Gastón había sido muy frío con ella. Esa noche Luana estuvo al lado de Mia, tratándola de consolar. Y de repente tocaron la puerta ¡sorpresa! Gastón había tomado un avión para aunque sea invitar a cenar a su novia, quien dice que la ama cada día más y que los detalles, hechos son pruebas de un amor verdadero.  

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